viernes, 15 de agosto de 2014

20th Century Yo

Cuatro paredes blancas. Un techo para proteger. Un suelo para sostener. Un teclado en el que las letras "s" y "d" se han extinguido, víctimas del rigor del paso del tiempo. Un hombre sentado frente a una pantalla que ilumina su rostro. Con el torso desnudo, en ropa interior, con una indumentaria con la que se sentiría vulnerable en el mundo exterior. Pero hoy no hay mundo exterior. No a las 1:18 AM. A esa hora, un día cualquiera, su resto del mundo es su ordenador, esa ventana irreal al mundo real.

Puede sonar egocéntrico y si atendemos a su definición lo sería, pero el centro de mi mundo soy yo. Los demás son actores que pasan por la película de mi vida, así como yo soy un mero actor en la producción de los demás. Podrán ser maravillosos intérpretes o los Sylvester Stallone de mi vida, pero me guste o no, las palabras "The End" aparecerán cuando yo desaparezca. Sin embargo, para el mundo no soy más que un pequeño engranaje en su maquinaria. Si me pasara algo, los que me quieren sufrirían, pero la Tierra seguiría girando en torno a su eje y el Sol. Por tanto, cierro mi puerta al mundo hasta que termine este escrito. No sé cuánto tiempo me llevará, principalmente porque ni siquiera sé de qué voy a escribir, pero de lo que puedo estar seguro es de que el mundo subsistirá sin mí durante ese tiempo.

¿Quién soy yo? Buena pregunta. Es complicado de decir, ¿no? Si atendemos a mi DNI está muy claro, ahí viene todo bien escrito, hasta dónde vivo. ¿Pero eso soy yo realmente? Si preguntas a un hombre en concreto, te dirá que soy uno con quien iba a clase. Otro, que un chico al que le gusta nadar. Otra, que unas letras en su pantalla que deberían ordenarse durante más frases seguidas que las necesarias para sus conversaciones por Whatsapp, ya que cuando lo hacen suenan talentosas. Para otro, seré el hijo de la Paqui, la de la señora Anita. Lo dicho, actor en la vida de otros. Para mí soy un buen chico, que sólo quiere ser feliz y que le quieran tanto como él lo hace a los que cree merecedores de su amor. Lo demás es secundario.

¿Cómo me siento? Ésa es fácil. Confuso. ¿Por qué? Pues tampoco lo tengo muy claro. Supongo que no sé qué camino tomar. Sé dónde quiero llegar, pero no cómo hacerlo. ¿Todos los caminos conducen a Roma? Mentira. Que le pregunten a Thelma & Louise. Algunos caminos conducen a Roma, otros al abismo (bautizando como tal al fracaso en los objetivos marcados).

¿Y mi objetivo cuál es? Muchos, pero el que me tiene intranquilo es que, como la mayoría de los seres humanos, me gustaría que mi vida fuera una co-producción. Pero no a cualquier precio, he cuidado demasiado cada uno de los planos de mi película hasta ahora para dejar que cualquier directora de medio pelo me la arruine. No sé si será una obra de arte al final, pero es mi obra y no quiero que nadie la estropee. Hace años, llegué a un acuerdo con una directora muy prometedora, con buena presencia, curriculum y muchas ganas de trabajar conmigo y fusionar nuestras creaciones. No funcionó. ¿El problema? Mi película era una comedia y la suya un drama. Y como las comedias rara vez resultan galardonadas en los Oscars o ceremonias similares, fue convirtiendo la mía en un drama, como la suya. ¿El resultado? Nunca se acabó la co-producción. Diferencias insalvables llevaron a la ruptura del acuerdo.

Y vino un tiempo malo, de pesimismo. Afortunadamente, hice mías las palabras de Rabindranath Tagore: "No llores por haber perdido el Sol, porque las lágrimas no te dejarán ver las estrellas". Y tras darme cuenta de lo sabio que era el maestro Tagore, concluí que lo más sensato y sano era dejar atrás el pasado. Lo único que existe es el presente (ya que nunca alcanzaremos el futuro), así que seguí con mi casting. Y nadie pareció cumplir los requisitos mínimos. Como anteriormente he mencionado, una elección equivocada puede echar por tierra todo. Y resulta que a través de la pantalla de mi smartphone ha ido entrando virtual (puesto que contacto real apenas hay) y paulatinamente en mi vida alguien con mi misma visión del mundo. Una persona que quiere hacer de su vida una comedia musical, en la que los personajes se levanten sonriendo y donde se pongan a cantar repentinamente sin importar si se encuentran en una Gran Vía abarrotada de gente. Una persona que quiere hacer de su vida una de esas películas de humor inteligente, una de esas fábulas en las que es posible narrar lo maravillosa que es la vida incluso viviendo dentro de un campo de concentración. Una de esas películas en la que los sentimientos, lo que hay dentro de las personas son lo que más importa, donde los actores no son perfectos modelos con sonrisas resplandecientes y gomina en el pelo, sino que nos transmiten sus emociones con su arma más poderosa: su mirada. Una de esas películas en las que el público deja el cine feliz para el resto de su, tal vez hasta entonces, miserable día.

¿Y si dijera que yo he imaginado esa misma película en mi cabeza? ¿No convertiría a esa persona en la ideal? ¿No merecería la pena incluso dejar el rol de co-director/co-productor, puesto que sabes que el film está en buenas manos y pasar a ser simplemente ese actor protagonista de su película, que se pasa la historia repitiendo a su partenaire la frase: "¡¡¡buenos días princesa!!!"? Pues no es tan sencillo. Cualquier productor que se precie, hace sus propios castings y quizá no des el perfil que se está buscando en ese momento. En las primeras audiciones de esta directora siempre he escuchado las palabras: "Muchas gracias. Le llamaremos". Es desalentador. Hasta el punto de preguntarte si merece la pena intentarlo una y otra vez. Tal vez pueda ser incluso molesto tener que estar rechazando al mismo aspirante una vez tras otra y es por eso que no sé si está bien arriesgarme a atenuar la luz de la fotografía de la película con mi persistencia. Tal vez sería mejor que hubiera un número de audiciones limitadas y la directora dijera de una vez si estás malgastando tu tiempo al 100%, que preferirá a otro a pesar de mi convencimiento de ser el idóneo para el papel. Pero nunca sabes qué es lo mejor.



Ése es el resumen de mi confusión: soy feliz. Quiero encontrar una persona que me haga serlo más aún. Creo que alguien a quien conozco sólo ligeramente aún reúne los requisitos. ¿Invertiré todo el tiempo que haga falta en reafirmar esas sensaciones? Estaré encantado. ¿Con esto molestaría a esa chica? No lo sé, pero me dolería mucho incordiarla. ¿Tendrá ella alguna opinión siquiera similar a las mías a este respecto o pensará que he perdido el norte? No lo sé.

Demasiados "no lo sé". Sólo sé que desde mi experiencia, la única manera de conocer totalmente a una persona es hacer el camino de la mano. Y si no, siempre se puede desandar lo andado en caso de error.

Nadie dijo que el negocio del cine fuera fácil.

viernes, 23 de octubre de 2009

¡Qué bello es vivir!

Lo sé. Hoy no es 9 de octubre. Hoy no es mi cumpleaños. Pero es hoy cuando estoy echando la vista atrás y haciendo balance de estos 30 años. Y no lo estoy haciendo solo, me acompaña la voz de ese ARTISTA (sí, con mayúsculas) que descubrí por casualidad haciendo zapping, en uno de esos programas de "talentos", llamado Nauzet. Pues resultó que este chico lo tiene a raudales y como siempre en este país, eso no es sinónimo de éxito. Esto no es el motivo de este post, pero era de justicia que lo mencionara. La canción siguiente está sonando ininterrumpidamente, marcando el tempo a estas líneas. Las pulsaciones de las teclas de mi pc parecen sonar musicales al escuchar la melodía interpretada al piano. Mi escritura sólo se ve interrumpida por la obligada pausa para apretar de nuevo el botón del play. Parece ridículo, pero en su letra estoy seguro que encontraré la calma y la ambientación necesaria para expresar todo eso que quiero compartir con vosotros o, en el caso de que nadie me lea, para ayudarme a mí mismo a averiguar en qué parte del camino estoy.



Treinta años. Treinta años de satisfacciones y sinsabores, de éxitos y decepciones, de alegrías y tristezas,... ¿Un balance? Sé que no he dado todo lo que tengo dentro de mí. Me he quedado muy lejos de alcanzar la plenitud de mi potencial. Debería haber aprovechado más mis escasos talentos, pero por momentos me he conformado con pasar por la vida siendo feliz. No he buscado mi verdadera realización como individuo y por supuesto, y como la mayoría de las cosas en esta vida, que no vienen solas, ésta tampoco lo hizo.

En general, he sido feliz. No puedo quejarme de mi entorno. He tenido la suerte de nacer en un país donde el sistema y el estado de bienestar funcionan. Siempre he tenido las necesidades básicas cubiertas, nunca ha faltado un plato de comida en mi mesa, he tenido acceso a una educación (la escolar, que me formó como parte útil del sistema, y por supuesto, la familiar, que me convirtió en una persona), he tenido los tratamientos médicos necesarios para cualquiera de las dolencias que he sufrido a lo largo de estos años,... En fin, soy tremendamente afortunado por mi entorno.

He conocido el amor. He sabido lo que es ser amado sin corresponder. He sabido lo que es amar sin ser correspondido. He sabido lo que es amar y ser correspondido. Y por supuesto, he sabido lo que es ser correspondido y luego rechazado. ¿Qué es más duro? ¿Decirle a una persona que sus esperanzas de algo en común contigo nunca serán realidades? ¿El que sean tus ilusiones las que se vengan abajo? ¿El miedo a perder a la persona amada? ¿O la realidad de perderla?

He conocido el más fuerte de los amores. El amor incondicional. Ése que hace que algunos estemos seguros de la existencia de algo enlazado al cuerpo por un hilo muy fino y que la mayoría de la gente (entre los que me incluyo), llama alma. Descartes se atrevió a identificar ese nexo de unión en la glándula pineal. Permítame que le lleve la contraria, maestro. El alma está en el ombligo. Ahí empezo todo. Ahí estabamos unidos a nuestras madres. Esa conexión entre madre e hijo. El alma es compartida hasta el instante de cortar el cordón umbilical. En ese preciso momento, madre e hijo nunca más serán uno, serán dos individuos, pero sus almas estarán conectadas para siempre. Ese amor es el amor incondicional. Tus padres te querrán aunque seas la peor persona del mundo. Te defenderán cometiendo perjurio si es necesario en un juicio en el que eres acusado de crímenes contra la Humanidad. Darán sin dudarlo su vida por la tuya. Algún día quiero tener ese sentimiento instintivo dentro de mí. Convertir lo que parece irracional en lógico.

He llorado. Mucho. Hoy mismo, sin ir más lejos. Sigo sin ser capaz de ver una noticia en la que un joven con una hipoglucemia se desmaya en el metro y los vigilantes le sacan a la calle pensando que es un drogadicto. Dos horas después, una persona le vio tendido en el suelo y avisó a una ambulancia. Demasiado tarde. No lo superó. Sus familiares recibieron unos 30.000 euros en compensación. El día que deje de llorar al escuchar cosas como ésas, me plantearé en qué clase de persona me he convertido. Prefiero ser extremadamente sensible, a ser un robot.

He reído. A veces yo solo. A veces de manera cómplice con otra persona. A veces sin saber realmente el porqué. Incluso en ocasiones de otra persona, pero esto último, creedme, no volverá a pasar.

He sentido vergüenza. Esa vergüenza que se siente cuando eres un adolescente y le dices una chica lo que sientes por ella. Esa vergüenza de sentirte ridículo en una situación comprometida. Esa vergüenza provocada por tus propias inseguridades.

He tenido miedo. Miedos fundados. Miedos infundados. Miedos que me han atenazado. Miedos que he afrontado. Miedos que me han hecho sentirme pequeño. Miedos que me han hecho crecer como persona, en definitiva.

He cantado. He cantado en la ducha. He cantado en el trabajo. He cantado con mis amigos. He cantado para la persona amada. Nadie que no cante puede ser feliz. Analizad eso. ¿Cantáis habitualmente? Si no lo hacéis, algo falla. En mi opinión, el canto es la mayor expresión de felicidad inconsciente que puede mostrar el ser humano.

Me he perdido por diferentes lugares del mundo sin más presión que vivir mi momento. ¿Es caro un viaje? Muchos dirán que no te llevas nada físico del mismo. Mejor te compras una tele de plasma con ese dinero, que te va a durar años. Yo les contradigo. Un viaje es una mejor inversión. Tiene una doble vertiente. Por una parte, disfrutas del mismo. Olvidas el trabajo, los problemas, liberas tensiones. Por la otra, vuelves un poco más adulto de lo que lo eras cuando te fuiste. Es una experiencia vital. Todos mis viajes me han hecho subir un peldaño en las escaleras del aprendizaje de la vida. No cambiaría ninguno por el mejor de los avances tecnológicos para mi salón.

En definitiva, he vivido. Todas esas cosas son las que nos humanizan, las que nos hacen sentirnos vivos. No puedo imaginar un hombre que no haya sentido todas estas cosas. No quiero imaginarlo. Frank Baum lo reflejó en su obra "El mago de Oz" y más concretamente en el personaje del hombre de hojalata. ¿Qué es una vida sin sentimientos?

Gracias a todos los que me habéis hecho sentir en estos 30 años. Amor, dolor, odio,..., eso da igual. Gracias por formar parte de mi vida de alguna forma y por influir en mi personalidad. Estoy orgulloso de ser la clase de hombre que soy. El componente genético está ahí, pero el ambiente, las relaciones humanas, las experiencias personales, influyen en nuestros futuros comportamientos. Sé que tengo muchos defectos. Soy cabezota, orgulloso, actúo más con el corazón que con la cabeza a veces, y en momentos de discusión me enajeno y digo cosas de las que me arrepiento al rato y que me hacen más daño a mí mismo que a la persona a la que van dirigidas. Pero la bondad es parte fundamental de mi ser y espero tener muchos años por delante para poder seguir puliendo esos defectillos.

Si como Calderón de la Barca dijo, la vida es sueño, no quiero despertar.

Vivir puede doler, pero matadme si no siento.

jueves, 5 de marzo de 2009

In da house

Hora de iluminaros con mi sabiduría. Ha pasado mucho tiempo desde mi última obra de arte, pero ya sabéis, lo bueno se hace esperar. Y como lo bueno, si breve, dos veces bueno, pues aquí voy con un post de calentamiento con el que retomar mi exitosa senda por los lares periodísticos.

Que levante la mano quien no haya oído hablar alguna vez de Ali G. Vaya, veo muchas manos levantadas. Os comento un poquillo por encima.

Como cualquier hombre heterosexual sabe, Ali G es un personaje creado por el humorista inglés Sacha Baron Cohen. El señor G es el prototipo de hombre de color, criado en los suburbios, amante del hip-hop y las mujeres exuberantes, por las que no siente ningún tipo de respeto. Vamos, un gangsta en toda regla, de los que vemos en las películas americanas. El problema es que Ali G no es negro, aunque él no parece darse cuenta. Eso, su ignorancia y su actitud irreverente con los invitados a su programa, le convierte en un personaje realmente divertido.

Después del éxito del personaje, se aprovechó, como casi siempre en estos casos, para realizar una película, de escasa calidad, pero tronchante a la vez, siempre que empiences a verla si los prejuicios que encorsetan nuestra felicidad. El film, se titula "Ali G anda suelto"o en su versión original "Ali G in da house". Lo recomiendo, no tengáis miedo a ser felices. No eres más inmaduro por reírte de cosas como éstas.

Años después, en España, se creó un especie de Ali G, pero amante de la música electrónica, llamado "el Neng de Castefa". La idea general del personaje era la misma, sólo que los guiones y la capacidad de improvisación del actor eran bastante más mediocres y limitados. A pesar de eso, se convirtió en un auténtico éxito. Lo que nunca llegué a entender fueron las legiones de "niñatos" imitándolo por la calle. ¿No se daban cuenta de que estaban parodiando a su "tribu" y que la caricatura era realmente grotesca? Pero bueno, ése nunca fue un colectivo que se caracterizara por su cultura y buen juicio.

Ya me estoy enrollando. Es que se me encienden los nervios al pensar en ciertos tipos. Os dejo con una entrevista de Ali G a David y Victoria Beckham. Tronchante.



¿Por qué no sonreirá esa mujer más a menudo?

EDITO: NO PODÉIS VER EL VÍDEO, PORQUE POR LO QUE PARECE AHORA NO SE PUEDEN INSERTAR VÍDEOS DE ALI G. SUPONGO QUE RAMONCÍN TENDRÁ ALGO QUE VER EN EL ASUNTO. OS DEJO EL ENLACE DIRECTO AL VÍDEO.

http://www.youtube.com/watch?v=hb6CNNYzkeQ

LAS RECLAMACIONES A RAMONCÍN, NO ES MI CULPA.

sábado, 3 de enero de 2009

Feliz Navidad (atrasada)

Bueno pues eso, que iba a escribir a hace unos días, pero me lié y al final se me han pasado las fiestas. Pero no os preocupéis, no pienso cambiar los planes. Voy a escribir de lo mismo que tenía pensado hace unos días.

La Navidad. Esa época tierna, donde nos hacemos regalos, comemos y bebemos hasta reventar y los sentimientos se magnifican (como en Gran Hermano). Esa época de stress en los centros comerciales, borrachos al volante y en la que el número de suicidios se dispara. Todos aman u odian la Navidad, a pocos les deja indiferente.

Pero hay un colectivo que vive con especial ilusión estas fiestas. El de los niños. Estos pequeños diablillos se pasan todo el año deseando que lleguen esos pocos días en los que son agasajados con regalos provenientes del Polo Norte, Laponia y Oriente. Yo era el primero que me pasaba casi la noche sin dormir, esperando la llegada de los Reyes Magos. La noche anterior, había dejado convenientemente preparado el soborno. Unos buenos donettes y un cubo de agua para los camellos no podrían ser ignorados. Eso debería tener repercusión en los regalos. Sólo que un año no funcionó y me encontré bajo el árbol de navidad una servilleta de cuadros azules y blancos (jamás lo olvidaré) y un buen trozo de carbón. No es broma. Los "carbones" de los Reyes Magos habían escondido todos los regalos en un armario y habían dejado sólo un pedazo de carbón de azúcar bajo el árbol. En ese momento toda mi vida pasó ante mis ojos, pero no pude apreciar los capítulos por las lágrimas que emborronaban mi visión.

Por este episodio de mi vida, empatizo bastante con Nano, el protagonista del vídeo que viene a continuación. Nano es un niño (ficticio, por lo que parece), que escribió una carta a Papá Noel, para comentarle lo que le habían parecido los regalos que le había traído el gordito de la barba. Esta carta llegó a las manos de los presentadores del famoso programa radiofónico Gomaespuma, que por supuesto compartieron con el mundo la misiva. He aquí el resultado:



Desde luego, que la carta tiene gracia, aunque si os soy sincero, me gustó mucho más cuando la oí por primera vez, unos cuantos años atrás. ¿Habré madurado? Mmmmm, nahhhhh.

Pues con esto os dejo hasta la próxima, no sin antes desearos que el 2009 sea el mejor de todos los años vividos hasta ahora.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Claro, como el Luisma es tonto...

Buenas. Aquí ando, esperando ansiosamente la llegada de las 22:30. No es que tenga hora con el dentista, no. Tampoco espero la llegada de una nave de mi planeta para recogerme. Ni creo que mi coche se vaya a convertir en calabaza a esa hora. Es algo mucho más banal. A esa hora está programado en la cadena de Berlusconi el segundo episodio de la nueva temporada de Aída. Para los pilotos de la nave espacial que tendría que recogerme, explico un poco la temática de la serie.

Aída, el personaje que da nombre a la serie, es un ama de casa y empleada del hogar, que recibe en herencia por la muerte de su padre, la casa donde vive su madre y su hermano Luisma. Así que se traslada allí con sus dos hijos, "la Lore" y "el Jonathan". Su situación económica es bastante precaria y Aída es la encargada de sacar adelante a los cinco.

Así explicado, podría sonar a drama infumable, pero es una de las comedias más divertidas que he visto. Apoyada en la fama adquirida por el personaje de Aída en la serie "Siete vidas", la serie ha descargando el peso humorístico en personajes que podrían resultar secundarios al inicio de la emisión, como "el Luisma" y Mauricio Colmenero, como antes se hizo en series tan populares como "Los Simpson", con Homer a la cabeza, o "Cosas de Casa", con la aparición de un Steve Urkel, que revitalizó una serie que estaba condenada al fracaso.

Un pequeño esbozo de las personalidades de los principales personajes:

Aída: la madre de familia. Una trabajadora incansable. Hace todo lo que está en su mano para sacar adelante a sus hijos. Su líbido es la más activa de todos los personajes de la serie y tuvo problemas con el alcohol. Personaje totalmente prescindible en mi opinión, que deja en evidencia domingo tras domingo las capacidades interpretativas de Carmen Machi. No le veo la gracia al personaje, pero es el nexo de unión de las tramas y da nombre a la serie.

Eugenia: la madre de Aída y Luisma. Una antigua vedette (o eso dice ella), conocida en sus años mozos como la Bim-bam-bum. Su aportación no va más allá de algún comentario grosero, en mi opinión poco acertado. Pasa la mitad de la serie comiendo. Otro personaje que me cargaría.

La Lore: la hija de Aída. Barriobajera hasta decir basta (umm que doble sentido más bueno me ha salido sin querer). Me gusta mucho su personaje, la actriz lo lleva con mucha naturalidad. Sus únicas preocupaciones son los chicos y la fiesta. Reflejo hiperbólico de la juventud de los suburbios de nuestro país.

El Jonathan: el hijo de Aída. Delincuente juvenil. No hay mucho más que decir de él. No queda tan natural como su hermana.

Paz: la mejor amiga de Aída y su vecina. Una prostituta que lleva de manera oculta su profesión por evitar problemas. El Luisma está perdidamente enamorado de ella desde que iban al instituto. Esto va a sonar machista, pero es el mejor escote de la televisión. La naturaleza puede ser maravillosa a veces.

Chema: el dueño de una tienda de ultramarinos en el edificio de Aída. Son amigos desde la juventud. El personaje con menos malicia de la serie, con mucha diferencia. Un hombre culto (o pseudo-culto). Típico estudiante de letras sabelotodo. Si hoy fuera joven sería un modernillo.

Fidel: el hijo de Chema. La serie se regodea en su homosexualidad. Su amaneramiento es más perceptible que nunca en el entorno en el que vive. Extremadamente inteligente y estudioso.

Mauricio Colmenero: el dueño del bar Reinols. Su bar le debe su nombre al actor Burt Reynolds, al que idolatra. Su estética es un calco de la de Julián Muñoz. Fascista, racista, machista, homófobo, amigo de la compañía de señoritas de "vida alegre". Reúne muchas de las cualidades que todo ser humano detestaría, pero sin embargo tiene mucha gracia, como ocurre con Torrente. Nos ha regalado algunos de los mejores momentos de la serie.

La Macu: la sobrina de Mauricio. Llegó del pueblo y se quedó embarazada del Luisma. Personaje bastante esperpéntico y desagradable. Estás despedida.

El Barajas: el mejor amigo del Luisma. Compartió con él todo en su juventud, incluso jeringuillas. Personaje muy en la línea del Luisma. Básicamente se ha metido de todo y se ha quedado tonto. Lástima que sólo sea un personaje recurrente.

El Luisma: el mejor personaje de la serie con diferencia. Es el hermano de Aída. Fue politoxicómano en su juventud. A nadie le gustaría sentirse identificado con él, pero a la vez es el personaje más tierno de todos. Y por supuesto, el más divertido. El día que abandone la serie, ésta se vendrá abajo. Es imprescindible. Paco León borda el papel.

Os dejo unos vídeos con algunos de los mejores momentos del Luisma. Disfrutadlos







En definitiva, una serie que juega con los estereotipos y los lleva a su extremo. Eso lo convierte en algo muy divertido.

Conclusión: ¿Por qué no es el Luisma el que da el nombre a la serie?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Derecho a un ropero digno

Estoy tremendamente enfadado. He ido de compras. Y vale, he adquirido mi nuevo y flamante GPS, con el que espero aprender a llegar a los sitios como las personas normales, es decir, no ir a Móstoles vía c/Embajadores, que como sé llegar hasta allí... Se tarda más, pero se llega. No, en serio, era un comentario un poco hiperbólico, pero supongo que os ha quedado la idea que pretendía resaltar.

Evidentemente, no estoy enfadado por eso. Lo estoy, porque es la segunda vez que salgo a comprar ropa y me vuelvo con las manos vacías. ¿Y cuál es el motivo? El motivo es esa corriente de pseudo-intelectuales que yo llamo "modernillos". Sí señores, esos tipos de pantalones de pitillo (sea cual sea el grosor o forma de sus piernas), camisetas con rayas horizontales de aspecto sucio y sombrero como complemento.

Dejad que os abra los ojos. Pete Doherty es un adicto a las drogas que seguramente esté bajo sus efectos a la hora de vestirse cada mañana. Eso explica sus sombreros del inspector Gadget o sus chaquetas (o casacas) totalmente manchadas o arrugadas. Por no hablar de Amy Winehouse. Señorita, ¿es usted bailarina? Pues entonces ¿para qué lleva zapatillas de bailarina? Es como si yo voy a visitar a un cliente con un traje, corbata y unas botas de fútbol. ¿No me tomarían por loco? Pues eso.

Y a mí me parece bien. Que cada uno haga lo que quiera con su vida. Si tú quieres vestir como un mamarracho, no es mi problema. Pero en el momento en el que salgo por segunda vez consecutiva a renovar mi vestuario (que falta le hace, por otra parte) y vuelvo como me había marchado (sólo que con un GPS más) pasa a ser asunto mío. Por favor, hago un llamamiento a todas esas cadenas de ropa, que nos intentan "modernilleizar". Saquen alguna línea para toda esa gente que, como yo, busca vestir de manera informal, pero sin seguir milimétricamente los dictados del movimiento "cultural" de moda.

Es que hasta las chaquetas tienen un corte más setentero ahora, pero bueno, dentro de lo que cabe, eso es más aceptable para mi gusto.

Si esto sigue así, me veo de aquí a 6 meses, vistiendo de chaqueta para estar por el barrio, o peor aún, puedo llegar a perder la cabeza y renovar mi vestuario en Cortefiel.

Un ejemplo gráfico. La banda Linkin Park. Para los pocos que no la conozcáis, es una banda de Nu-Metal californiana, que ha vendido millones de discos por todo el mundo. Su fusión de metal, electrónica y rap, les convirtieron en su momento en una apuesta bastante original. Particularmente, no me gusta este género, pero esta banda incluye MC, DJ y metal, en las cantidades justas para mí. Más de alguna de ellas, sería demasiado. De esta manera son bastante escuchables por todos los públicos. Se puede decir, que me gustan bastante algunos de sus temas, pese a que yo mismo sería capaz de tocar sin problemas las guitarras solista, rítmica y bajo (no todas a la vez, se entiende). Vamos, que si yo puedo hacer eso, es que el nivel de dificultad de los mismos es ínfimo. Pero mola.

Bueno, pues os pongo dos videos en directo. La misma banda, el mismo tema, el mismo escenario, 3 años después. Observad la vestimenta del MC en ambas.

Linkin Park: One Step Closer (Rock am Ring 2004)



Como habréis observado, el MC vestía con gorra de béisbol, camiseta y pantalones anchos.

Linkin Park: One Step Closer (Rock am Ring 2007)



En esta actuación, llevaba chaqueta, camiseta de rayas horizontales y pantalones mucho más ajustados.

No es demasiado radical el cambio, pero si un tipo de estética hip-hop, ha llegado a modernilleizarse ligeramente... A mí me ha llamado la atención, sinceramente.

Bueno, antes de acabar, me gustaría aclarar que no tengo ningún problema con los modernillos, sólo quería resaltar que no somos demasiado libres a la hora de vestir como queremos. Las grandes compañías dictan nuestros comportamientos. Extrapolad eso a cualquier otra faceta de la vida y habréis desentramado el funcionamiento del mundo en el que vivimos.

Un saludo y un abrazo gordo a todos mis amigos modernillos. ¡Os quiero!

martes, 11 de noviembre de 2008

¡Mamá, de mayor quiero ser Clinton!

Saludos, zagalicos. En estos tiempos de continuas convulsiones económicas y políticas, y a la espera de ver si en la Casa Blanca se ha sentado un hombre consecuente con su posición o un terrorista islámico (como llegó a insinuar el partido republicano), os propongo un ejercicio de reflexión.

¿En qué político norteamericano de los últimos años os encarnariais si tuvieras la posibilidad? Supongo que la respuesta mayoritaria sería: "Sí, lo reconozco, quiero ser Bill Clinton". Y es que el antiguo presidente norteamericano dio un nuevo sentido a las relaciones "laborales" (guiño, guiño).

Gracias a él conocimos el significado de la palabra "impeachment", que yo de primeras supuse que tendría algo que ver con melocotones.

Y la verdad es que habría que darle una reprimenda al amigo Bill. Será muy inteligente, pero está claro que un poco pardillo sí que era. Vamos a ver, alma de cántaro. Si mantienes relaciones sexuales con una becaria en tu despacho y después de que la señorita en cuestión te practique una felación, ves como "eso" sale despedido para acabar aterrizando en el vestido de la susodicha, ayúdale a limpiarse. O bueno, no lo hagas, pero al menos, si ves que después de eso se quita el vestido con unos guantes de latex y lo mete en una bolsa de plástico como esas que utiliza el CSI para las pruebas, deberías empezar a sospechar que algo trama.

Ahora que os cuento esto, me viene a la mente otra historia (verídica también), que no tiene que ver mucho con el tema del post, pero sí con el asunto "me llevo tu semen a mi casa". Intentaré ser lo menos gráfico posible para no herir sensibilidades. Supongo que aunque sea muy vagamente, os sonará el nombre de Boris Becker. Pues el tipo fue uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Hechas las presentaciones, ahí viene la historia.

El tal Becker, tuvo una noche de pasión con una señorita, que acabó de la misma manera que el affair Lewinsky, con felación. Y lo que hizo esta señorita al acabar la relación sexual, fue correr al baño y depositar lo que tenía en la boca en un bote de esos de los de los análisis de orina. ¿Con qué fin? Con el de inseminarse y quedar embarazada del señor Becker y años después reclamarle una pensión por paternidad. Increíble, pero cierto. Creo que el asunto acabó en que se consideró que era ilegítima la reclamación de la señorita por utilizar esos medios. ¿Cómo diablos demostrarían que los hechos sucedieron así? Esto prueba que teniendo dinero, la ley es bastante menos dura contigo.

Volviendo al tema político y después de pedir disculpas a quien pueda haber desagradado esta historia (totalmente verídica, por otra parte), me gustaría mostraros algo diferente. Se trata de un videojuego de simulación política. En el mismo, se simulan las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, pudiéndonos poner en la piel de uno de los candidatos a la Casa Blanca. Existe la posibilidad de crear nuestro propio candidato, o elegir entre los ya existentes y que tienen o han tenido una especial relevancia en la política americana en los últimos años. Personajes como Barack Obama, John McCain, Hillary Clinton, Rudolph Giuliani, George W. Bush, John Kerry y por supuesto el gran Bill Clinton entre otros, estarán disponibles para nuestro alsalto a la Casa Blanca.

El juego se llama The Political Machine y no me direís que no es cuando menos, original. En él tienes que recaudar fondos para tu campaña, hacer declaraciones públicas e incluso debates televisivos contra tu oponente. Todo esto con unas características diferentes para cada personaje. Unos con más carisma, otros con más energía, inteligencia, credibilidad, experiencia,...

Objetivo: engañar a todos para hacerse con un sillón en el famoso despacho oval. No deshonréis el lugar en el que se sentó Clinton.

No tengo mucho más que contar porque no lo he jugado, pero si me decido a hacerlo, dejaré un análisis más en profundidad en futuros posts. Hasta entonces, os dejo el enlace la página oficial del juego y el trailer del mismo.

http://www.politicalmachine.com/



Así que tenéis dos opciones si queréis vivir en un mundo donde las apariencias y la realidad no tienen nada que ver:

A) Probar este juego.

B) Entrar en Gran Hermano.

Saludos y perdonad si os ha desagradado el post.